PSICÓLOGA SANITARIA
Graduada en Psicología por la Universidad Ramón Llull (2014-2018), enseguida hice el master en Psicología General Sanitaria en la UAB (2018-2020). Aquí empecé a conectar con la violencia que sufrimos las mujeres al participar en una investigación de la propia universidad. Descubrí la complejidad de un fenómeno que quise explorar, entender, aprender y dedicarme a ello con el objetivo de visibilizar, concienciar y dar cabida a todas esas mujeres que se han visto afectadas por una situación de violencia o que están atravesando un momento difícil en sus vidas.
Para ello, me mudé a Madrid un tiempo donde decidí especializarme en malestares de género y en violencia realizando un máster en Estudios de
Género por la UCM y un posgrado en Intervención Psicológica en Violencia de Género con el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Actualmente, estoy focalizando mi formación en métodos de intervención en Trauma.
He trabajado como psicóloga en el servicio municipal de Atención a la Mujer con víctimas de violencia de género, en la clínica privada con mujeres con distintas demandas y en la red de Punts Liles como técnica de atención psicosocial ante situaciones de violencia sexual en espacios de ocio. Otra cosa que me apasiona más allá de la intervención clínica y psicosocial es crear grupos y talleres con la excusa de juntarnos, compartir y hacer comunidad.
El enfoque desde el que oriento las intervenciones es integrador con especial atención a la teoría de trauma. Esta perspectiva, junto con la teoría feminista me permite entender que el género es traumático y afecta a la salud mental de las mujeres en absolutamente todo. No nos permite desarrollar una voz ni identidad propia. No nos permite conectar con nuestros cuerpos ni necesidades. Tenemos que estar sirviendo, cuidando y complaciendo. Nos hace perseguir constantemente modelos de belleza inalcanzables perdiendo tiempo, energía y dinero. El género nos seda y desconecta, viéndose afectada no solamente nuestra salud
mental sino nuestra salud física, ya que nuestro cuerpo necesita somatizar el impacto de toda la injusticia y violencia a la que estamos expuestas.
Con cariño, empatía, creatividad y cuidado utilizo distintas técnicas en función de las necesidades de cada clienta, pero considero especialmente importante trabajar la conexión corporal con las mujeres que acompaño para desarrollar una mayor capacidad de poder y seguridad. Nuestro cuerpo siente bien y habla claro, pero no nos han permitido escucharlo para darnos lo que necesitamos, y la psicología tiene esta deuda pendiente utilizando el feminismo como eje.
¿Que por qué no concibo una psicología que no sea feminista? Porque el feminismo explica y se atreve a poner nombre a los malestares que experimentamos las mujeres, pero la psicología se encarga de aterrizarlo.